lunes, 14 de septiembre de 2015

SESIÓN CONTINUA


El sábado que acaba de pasar fue un día mágico. Comenzaba a llover cerca de las 5 PM y fui caminando hasta el Gótico.Hacía tiempo que no visitaba el Cine Maldá. Me gusta encontrar películas antiguas que quiero volver a ver y revisar dentro de mí, y también encontrar otras de estrenos no demasiado lejanos y que, por alguna razón, me perdí. Lo maravilloso es que  son cuatro películas en el precio de la entrada: puedes quedarte a las cuatro, ver las que quieras, salir y otra vez entrar.  
Me sorprendió gratamente La cura de Yalom, un documental sobre la vida del psiquiatra, psicoterapeuta individual y grupal, y escritor Irvin D. Yalom, autor de la novela El día que Nietzsche lloró.
Además de comprobar una vez más la importancia de la palabra, del decir, del lanzar la voz, me interesó especialmente como Yalom habla de la importancia del conocimiento interior, ese autoconocimiento que siempre deja una distancia (menor o mayor) con el prójimo y del deseo de todos los seres de pasar del yo al nosotr@s y del trabajo personal a realizar para que el YO no se diluya.
Al igual que Oliver Sacks, fallecido recientemente, Yalom hace literatura y también intenta comprender las mentes humanas desde la experiencia literaria de autores como Tolstoi y Dostoievski, entre otros. Es decir, la literatura no sólo como entretenimiento que acompaña sino como lenguaje y conocimiento del mundo.




Yalom nos enfrenta a la importancia y a la verdad del amor, desde las experiencias que ha compartido en sus grupos y desde la suya propia, y provoca la reflexión y la caída de tópicos.


Además de recomendar esta película (gracias a mis amigas Montse Casas y Adriana Olivari por sugerírmela) me parece un plan que evoca aquellos tiempos de cines barriales, pequeños, donde nos refugiábamos del mundo con caramelos en los bolsillos (pastillas de nombre Refresco, en los míos).
A las 10 PM ya no llovía. 

Era un placer caminar por esa callejuelas.....





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